En el marco de la celebración del décimo octavo aniversario del Centro Nacional de Tecnología Química se realizó una edición especial de la revista Ciencia en Revolución, en la cual se publicaron los artículos que recientemente se hicieron acreedores del premio como Mejor Artículo Científico otorgado por la Vicepresidencia Sectorial para Ciencia, Tecnología, Educación y Salud.
En tal sentido, esta edición inicia abordando el área de salud, con tres artículos científicos. En primera instancia, Marjorie Bastardo y colaboradores, nos brinda una visión de la vigilancia ambiental de SARS-CoV-2 en Caracas, mediante la implementación de la epidemiología de aguas residuales. Luego, Daniela Anato y colaboradores, realizan una evaluación de la capacidad de extractos seleccionados de las plantas de la higuera (Ficus carica) y el orégano orejón (Plectranthus amboinicus) para inhibir la infección de SARS-CoV-2 en células Vero E6. Seguidamente, Soriuska Mayora Hernández y colaboradores, presentan un trabajo de revisión preliminar, donde determinan la prevalencia de reacción cruzada de carbohidratos (CCD) en el panel de IdE específica para alimentos en población mestiza venezolana. Además, Rossana Jaspe y colaboradores nos hacen entrega de un artículo de divulgación sobre los programas de vigilancia genómica y su utilidad para identificar, monitorear y determinar el grado de dispersión de variantes virales. También, Rosabel Hernández y Yordi Boher, presentan los avances en el uso de anticuerpos IgY para la identificación de Escherichia coli enteropatógena.
Posteriormente, la edición se adentra en el área ambiental con dos artículos de divulgación, iniciando con el aporte de Yurani Godoy Rangel con su trabajo que se centra en el agroecosistema, como un sistema socioecológico y su capacidad para resistir a la crisis ambiental global. Luego, continuamos con el trabajo de Reinaldo Atencio y Alexander Briceño en el cual nos brindan información sobre la cosecha de humedad atmosférica, nuevos materiales y tecnologías bioinspirados para mitigar la escasez de agua.
Seguidamente, hacemos un recorrido por la sociología con los artículos de divulgación de Gustavo Semprún, quien mediante una investigación explorativa, interpretativa y propositiva realiza un análisis interpretativo del oprimido como alternativa descolonial a la hermenéutica. De igual forma, Fabiola Velasco Pérez que nos brinda una exploración crítica y documental que aborda el tema del discurso integracionista del siglo XIX como referente de construcción de una identidad cultural nuestroamericana.
Luego, la edición continúa con el artículo científico de Clímaco Álvarez y colaboradores, en donde nos presentan la valorización de la calidad física y sensorial de muestras de granos de cacaos fermentados y secos de diez regiones de Venezuela. Asimismo, Mariela Cova y Antulio Prieto nos hacen entrega de un artículo de divulgación sobre el uso local de la fauna silvestre en dos comunidades del Macizo Montañoso del Turimiquire, estado Sucre, Venezuela. Y finalmente, Enrique Acasio nos presenta una revisión preliminar referente a la decodificación de un calendario lunar metónico, representado en un petroglifo geométrico de la estación Capubana.
El CNTQ reitera una vez más su compromiso de servir como una ventana para mostrar con orgullo a Venezuela y al mundo, los avances en materia de ciencia y tecnología, extendiendo la invitación a todos los autores fuera y dentro de nuestras fronteras, a publicar y continuar fortaleciendo el área científico-tecnológico y social.
En Venezuela, la unión cívico-militar está cada vez más fortalecida, en función de una dinámica orientada desde el Gobierno Bolivariano para satisfacer necesidades sociales en áreas como la salud, la educación, el resguardo de la soberanía nacional, los procesos electorales y el desarrollo científico-tecnológico.
Esta apuesta por la unidad integral del pueblo, sin distingo del espacio o cargo que ocupe, fue promovida y ejecutada por el líder de la Revolución, Hugo Chávez.
Muestra de ello es el proyecto que desarrolla el Centro Nacional de Tecnología Química (CNTQ) junto a la División de Ingeniería y Desarrollo Aeroespacial de la Aviación Militar Bolivariana (DIDA), para la fabricación de cascos de alto vuelo, que requieren los pilotos de este componente de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana.
Jiraleiska Hernández, es ingeniera ambiental y directora del CNTQ; actualmente es líder del proyecto de diseño, fabricación y certificación de los cascos aeronáuticos, y parte activa del equipo del Mincyt.
Hernández, explica que esta tarea se hace “de manera cooperativa, tejiendo y entrelazando conocimientos, capacidades, instalaciones, materia prima, criterios técnicos y militares para dar respuesta a una necesidad que demanda el país, que demanda nuestro componente (aviación)”.
Asegura que la alianza entre el Polo Científico y la Aviación Militar Bolivariana permitió el desarrollo de los prototipos “a partir de un bloqueo que nos han impuesto a nosotros como país; esta necesidad amerita el trabajo colectivo, cooperativo entre lo cívico – militar, para dar respuesta a los requerimientos y demandas del país. Es un proyecto financiado por Fonacit, en el año 2022, que nos ha permitido escalar y generar prototipos de desarrollo”.
Detalla que las pruebas de análisis físico-químicas otorgan a los cascos una certificación nacional de tipo aeronáutico para su fabricación en el territorio nacional, con una duración de cinco años.
Asimismo, la investigadora valora el papel de la mujer venezolana en el desarrollo de la ciencia, y la incorporación de expertos, tecnólogos y profesionales de diversas áreas, que están compartiendo sus saberes para elevar la potencialidad científico-tecnológica de Venezuela.
“El incorporarnos como personal femenino en un componente donde históricamente la participación de la mujer ha sido limitada o escasa nos ha permitido abrir las puertas a los nuevos profesionales de distintas áreas del conocimiento, para seguir apalancando, generando respuestas, escalamiento de procesos y desarrollo tecnológicos para la defensa nacional”, finalizó.
Cascos venezolanos con estándares de calidad
Otra de las voces del proyecto es Alfredo Lozada, técnico especialista en protección a las tripulaciones aéreas, con 42 años de experiencia en el Servicio de Intendencia (en el área de equipo de vuelo), considera valioso participar en este proyecto pues el casco nacional ha sido creado prácticamente todo con materia prima venezolana.
Al respecto detalla que: “La confección de las copas auditivas anteriormente venían con los cascos de afuera, lo estamos fabricando aquí con la ayuda de materiales comprados en el comercio; tenemos la parte del forro que es el protector que lleva el piloto para proteger su cabeza, para reducir el impacto en caso de una emergencia que pueda tener el piloto”.
Explica que la parte más difícil de elaborar fueron los visores; sin embargo, lograron adaptar uno que se asemeja al original y funcionalidad. “El casco, hecho aquí en Venezuela, tiene los mismos estándares de los cascos (internacionales), conozco el casco francés, el americano, el chino, comparten el mismo estándar, a parte de las pruebas que pasaron ellos, cumplen con todas las garantías. Como técnico especialista certifico la elaboración de este casco”.
Afirma que la DIDA también ha valorado positivamente la creación y la funcionalidad de estos equipos de protección para la aviación nacional venezolana.
“En mi tiempo de experiencia a mis alumnos les he dicho que tengan confianza, que no tengamos que depender de otras naciones; nosotros, aquí mismo en Venezuela, teniendo todos los recursos, seamos fabricantes de nuestros propios productos, necesarios para el sostenimiento sobretodo de la parte aeronáutica, tanto en la parte civil como en la parte militar”, precisó.
Lozada comparte el trabajo con cinco personas, una de ellas es Romny Castro, técnico en protección a las tripulaciones aéreas, quien trabaja en el servicio de intendencia en el área de equipos de vuelo.
Sobre su participación en la producción, Castro dice que gracias a los conocimientos se atrevieron a incursionar “en la fabricación del casco nacional para ser más independientes y tener producción nacional”.
Conoce cómo trabajar todos los componentes de los cascos y asegura que “una vez teniendo el material a la mano y con ayuda del clima, la fabricación es netamente manual, es artesanal por decirlo así, nos ayudamos con un molde, y si el clima no los permite puedo tener un casco en 20 minuto o media hora; de allí viene el proceso del perfilado, el acabado y dejarlo listo para pintura”.
Lozada, como el resto de este equipo está orgulloso de servir a la Patria con este proyecto científico, de innovación y tecnológico.
“Tenemos ya bastante tiempo en la parte de la experiencia, y ahora incursionamos en la parte de la innovación y esa parte de la independencia que nosotros podemos hacer nuestra fabricación del casco y no depender de más nadie».
FANB consecuente y solidaria
En los 24 años de Revolución los componentes de la FANB han transitado diversos escenarios para la defensa nacional y del pueblo.
Aquellos escenarios de la Cuarta República, donde los militares estaban alejados del pueblo, quedaron en la memoria de quienes vivieron los años más duros de la represión política en Venezuela.
Hoy, en medio de las dificultades se han forjado escenarios de solidaridad y construcción colectiva junto al pueblo, que además integra la Milicia Nacional Bolivariana, una reserva nacida a la luz de la Revolución con la orientación del comandante Hugo Chávez, que comprende el compromiso de la defensa de la Patria y de creación de un modelo productivo nacional que derrote cualquier amenaza extranjera.
Oficina de Gestión Comunicacional del Ministerio del Poder Popular para Ciencia y Tecnología / Periodista: Vanessa Gutiérrez.
El Gobierno Bolivariano reinaugura el Museo de Ciencias, ubicado en Caracas, con exhibiciones e instalaciones totalmente modernizadas para llevar la experiencia científica a un nuevo nivel, gracias a una importante inversión que fortalece el Programa Nacional Semilleros Científicos.
Esta transformación se realizó en trabajo conjunto entre el Ministerio del Poder Popular para Ciencia y Tecnología y la Fundación Museos Nacionales, adscrito al Ministerio del Poder Popular para la Cultura.
Luego de los trabajos de rehabilitación, los niños, niñas y público en general pueden disfrutar de la Sala de Electromagnetismo con una muestra de 200 años de invenciones en el sector de las telecomunicaciones.
La remodelación también incluye las salas Tiempos de Pandemia, áreas que muestran el proceso del Coronavirus y su abordaje a través de la ciencia y la tecnología.
En el recorrido por el museo se aprecian espacios ambientados a ecosistemas naturales y diversas especies prehistóricas extintas como el Tachiraptor.
Asimismo, se encuentran nuevos nichos de ríos, de aves de Venezuela y migratorias, así como también una nueva Sala de Petróleo, donde se exhibe su origen, uso, transformación y el estado de los pozos en tiempo real.
Igualmente, la Sala de Química para la Vida, donde se muestran los principios básicos teóricos y prácticos de esta materia, su utilidad y beneficios para el buen vivir, las carreras universitarias asociadas y los grandes logros científicos venezolano. En este espacio hay un área interactiva de enseñanza con videos y un laboratorio para acercarte a la ciencia de forma sencilla y lúdica.
Otra área innovadora es la Sala de Cetáceos con dos toninas y su característico color rosado, un pequeño delfín y muchas sorpresas más.
Extendemos la invitación al público en general para que visite el Museo de Ciencias situado en la Plaza de los Museos, Parque Los Caobos, Bellas Artes, Caracas de martes a viernes 9:00 am a 5:00 pm.sábados, domingos y feriados 10:00 am a 5:00 pm.
Una joven petareña se ha aplicado a perfeccionar una iniciativa única en el mundo, desde el Centro Nacional de Tecnología Química de Venezuela. A dos problemas, una solución
Bien sea aceite de soya, maíz o palma, las empresas que los destilan para consumo humano nunca han sabido qué hacer con los sobrantes que resultan del proceso de elaboración de estos rubros; depositados a cielo abierto hacen combustión y generan incendios y si van a parar a los torrentes de agua lo contaminan por su condición de “pasivo ambiental”. Una de estas empresas solicitó ayuda al Centro Nacional de Tecnología Química, (CNTQ) y la ingeniera Jetzabel Istúriz fue la encargada de asumir este reto.
Jetzabel nació en Petare, Caracas, y desde que tenía dos años vive en Naiguatá, La Guaira. Criada por sus abuelos maternos y sus tías, es del progenitor de su madre de quien aprendió muchas de las cosas que la han guiado en su camino científico.
Su profundo amor por la Pachamama la llevó a hacer una carrera vinculada con el cuidado de la naturaleza. Se inclinaba a realizar estudios en biología aunque también le llamaba la atención el trabajo en audiovisuales, pero su familia no podía costear ninguna de las dos carreras y por razones de logística terminó estudiando Ingeniería Ambiental en la Universidad Marítima del Caribe, ubicada en Catia La Mar, en la que recibió el título de Ingeniera Ambiental.
“Me quedé allí porque a pesar de ser una carrera de ingeniería tiene mucho trabajo de campo, trabajo con la naturaleza, que era lo que yo quería”, afirma Jetzabel, quien no sabía, mientras estudiaba, que ejercería su profesión a carta cabal.
Ya titulada, su primer trabajo fue la investigación para su tesis en el área del tratamiento de los desechos que ingresan al país por el Aeropuerto Internacional “Simón Bolívar”. Éstos se consideran nocivos porque no se sabe de qué están hechos y al llegar al terminal aéreo deben ser incinerados sea cual sea su origen o naturaleza. Así que presentó una tesis que tituló: “Plan de Manejos de Residuos y Desechos Sólidos del Aeropuerto General y Operaciones Aeroportuarias”.
En la dinámica de un país asediado desde dentro y desde afuera, se dedicó a la enseñanza como primer trabajo formal. Fue docente en educación media y universitaria.
En el 2016 le proponen, por referencias de conocidos, un puesto como líder de un proyecto en el Centro Nacional de Tecnología Química, CNTQ, específicamente en el “Estudio de impacto ambiental proveniente de actividades industriales”, pero nuevamente tuvo que renunciar en el 2018, debido a que la crisis inducida con la que han querido arrodillar al país se comenzó a agudizar. Después de un año, en 2019, regresa para apoyar a un compañero en una investigación y terminó quedándose para continuar con el proyecto que había iniciado en el 2016.
Luego del análisis de los elementos que componían los sobrantes de los aceites, Jetzabel centró las investigaciones en cómo o en qué darles utilidad y llegó a la conclusión de que podían servir como complemento alimenticio para animales, y decidió trabajar o experimentar con ganado.
El manejo de estos residuos son un campo muy poco estudiado. Sólo se conoce que hay unas patentes adquiridas en algunos países europeos que registran el tratamiento con sal como una manera de disminuir su propiedad de combustión, pero nadie ha planteado una reutilización, hasta ahora, que no sea la emprendida por ella desde el CNTQ.
Aunque estuvo a punto de irse a otra institución, una vez aprobado el proyecto decidió quedarse para completar las investigaciones que ya había adelantado.
Caramelo alimenticio para rumiantes
Al comienzo la industria del sector se negaba a suministrarle la materia prima (los desechos del proceso para obtener aceite) por ser “secreto empresarial”. Superado el problema, comenzó a trabajar con los rangos de porcentaje de los ingredientes con los que “armaría” los prototipos y se dio a la tarea de lidiar con algunos de los aspectos necesarios para realizar correctamente el experimento, como el de la compactación de los ingredientes. Apelmazó manualmente “bloques” de 5 a 10 kilos con una mezcla que debe dejarse reposar por varios días –mínimo siete– para lograr que sean suficientemente compactos.
La argamasa está compuesta de cal y calcio, que funciona como agente aglutinante; urea, que es una fuente de nitrógeno no proteico que facilita los procesos digestivos; afrecho de trigo u otros similares; la melaza, que es vital para darle un sabor agradable al paladar de vacas, toros y becerros, y sal (cloruro de sodio) o sales minerales.
En el proceso de preparación primero se mezclan los sólidos y luego se le agrega la cal con la urea. Al final, debe tener esa consistencia sólida y dura para evitar que el ganado muerda el bloque nutricional y lo ingiera demasiado rápido, de modo que hasta la forma redondeada del mismo debe obligar a la vaca a lamer en lugar de morder.
Una vez realizados los análisis bromatológicos o nutricionales y de habérseles aplicado las normas Covenin de suplemento para ganado, el resultado arrojó que estaba suficientemente balanceado.
Con la investigación de Istúriz se consolida un alimento que debe ser ingerido en alternancia con el pasto y que debería estar dirigido al campesinado de conuco, más que a grandes hacendados que manejan enormes extensiones de tierra y ganado para uso comercial y a los que les proveen de complementos alimenticios preexistentes en el mercado que un campesino no puede adquirir.
Del laboratorio al corral
Después de haber dado con la fórmula para hacer el complemento alimenticio en los laboratorios había que probarlo. Tras considerar algunas alternativas que resultaron fallidas, la solución la aportó un integrante del equipo de trabajo al sugerir hacer la investigación en el monasterio “María Reina de los Ángeles”, en Chirgua, estado Carabobo, de manera que pusieron a disposición en el convento a nueve animales seleccionados y discriminados por edad y sexo, y se les administró el alimento de manera controlada.
En esta etapa de pruebas, la investigación requirió suma atención y muchas exigencias, porque había que evitar el consumo descontrolado de la urea que contiene el “caramelo”, ya que si los animales lo consumen en exceso podría resultar dañino para su salud. Se procedió entonces a aplicar el método de “oferta restringida”, que consiste en distribuir las raciones a tres horas por día únicamente.
Cuenta Jetzabel que las primeras en acercarse a los bloques fueron las vacas, después los becerros y por último los toros, que inicialmente se habían mostrado indiferentes hasta que lo probaron y se dedicaron a “lamerlo con animosidad”.
Este experimento se ejecutó durante veintiocho días continuos arrojando excelentes resultados. El desarrollo tiene una triple función: la de proveer al animal de un complemento alimenticio óptimo, reciclar los desechos de la industria aceitera y cuidar del medio ambiente.
Aparte del convenio, en el que las monjas de Chirgua prestaron el ganado para las pruebas, se debe decir que quienes hacen vida en ese recinto religioso mantienen un acuerdo de siembra de papas con la Corporación para el Desarrollo Científico y Tecnológico, Codecyt, lo que convierte al convento en un núcleo de semilleristas de la alianza Científico-Campesina. Las semillas las suministra Proinpa (Productores Integrales del Páramo).
El éxito de la investigación de campo refleja que los beneficios son acertados: el producto funciona como una vitamina.
Esta especie animal de cuatro estómagos, más de quinientos kilos de peso y con procesos rumiales complejos, puede obtener de estos bloques los nutrientes que los mantendrán bien alimentados. Además, el bloque mejora las capacidades digestivas del ganado, incrementa el apetito, ayuda en su proceso ruminal y los hace aumentar de peso.
¿Dónde comerán las vacas?
La segunda parte de la investigación se llevará a cabo desde estas fechas hasta el mes de septiembre. Ha sido superada la inquietud inicial acerca de si el complemento alimenticio desarrollado por Jetzabel era garantía de engorde del ganado, pues ya es un hecho la calidad del producto.
Tras experimentos realizados sobre los valores nutricionales del pasto que consumen normalmente vacas, toros y becerros, éstos dieron como resultado que el pasto está empobrecido. Ese empobrecimiento solía acentuarse en tiempos de sequía, pero ahora también ocurre en temporadas de lluvia y se cree que es debido a la erosión y cansancio de los suelos y al cambio climático.
Las investigaciones en esta etapa se enfocarán en el mejoramiento del producto agregándole, por ejemplo, minerales y otros elementos nutricionales que se obtendrían del sorgo, trigo y coseta (también restos, pero de la remolacha azucarera). El alimento en experimentación va dirigido al llamado ganado de engorde y a las vacas lecheras. Los estudios que realizará Jetzabel determinarán cuáles son los complementos o ingredientes a utilizar para uno u otro tipo de ganado. Esto se hará midiendo la productividad cárnica o lechera de los animales, comparando entre individuos a los que se les suministrará el bloque nutricional en contraste con los que se alimentan de pasto venido a menos.
También está pendiente el registro del producto, pero esto depende de la culminación de la segunda parte de las investigaciones y de la creación de algunas máquinas compactadoras y mezcladoras que facilitarían enormemente un trabajo que se hace con mucho esfuerzo manual. Nuevamente se realizarán estos experimentos con las vaquitas, toros y becerros de las amables religiosas del convento “María Reina de los Ángeles”.
Niños y niñas de la Unidad Educativa Generalísimo Francisco de Miranda, ubicada en la Base Aérea La Carlota, en Caracas, participaron en la reforestación de 8 especies de árboles, como parte de las actividades programadas en durante el mes de junio por el Día Mundial del Ambiente, celebrado el pasado 5 de junio.
En la actividad promovida por el Centro Nacional de Tecnología Química (CNTQ), en compañía de la Misión Árbol, los niños y niñas con edades comprendidas entre 6 y 11 años, recibieron una inducción sobre la importancia de los árboles y los bosques, en pro de incentivar el cuidado y la protección de los mismos.
La oportunidad fue propicia para sembrar, en estos espacios, cuatro araguaneyes y cuatro jacarandas y aprender sobre estos árboles.
Durante el encuentro los estudiantes recibieron una clase de yoga sustentable, dirigido por un profesional de Misión Árbol.
Al respecto, Yvelit Guerrero, coordinadora de Energía y Ambiente del CNTQ, indicó «que con estas actividades hacemos conciencia ambiental a los más pequeños y fomentamos el cuidado del medio ambiente».
El encuentro busca fomentar el cuidado y la protección del ambiente en los jóvenes estudiantes, creando conciencia sobre la importancia de estos sistemas para la vida humana.
Este viernes, a propósito de la graduación conjunta de los Pilotos de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB), el ministerio del Poder Popular para Ciencia y Tecnología realizó la entrega al ministro para la Defensa, General en Jefe Padrino López de un casco de vuelo modelo para pilotos del grupo de entrenamiento número 14, el cual fue elaborado por investigadores del Centro Nacional de tecnología Química (CNTQ) y la FANB.
El casco fue entregado en nombre de la ministra Gabriela Jiménez Ramírez por la Dra. Magaly Henríquez, presidenta del CNTQ, quien resaltó los avances realizados por el grupo de investigadores venezolanos quienes estudiaron el proceso productivo del casco de vuelo.
Cascos de vuelo
La elaboración de este modelo de casco se dio en 3 etapas: la primera involucra el diseño del casco; posteriormente se desarrolla el proceso de fabricación de la carcasa exterior (félula) y su revestimiento; y la tercera consiste en la fabricación de distintos componentes como: el visor del casco, la correas de sujeción, el sistema de comunicación, entre otros elementos que involucraría la instrumentaría y la estética del casco. Una vez reunidas todas las partes, el casco es ensamblado y sometido al proceso de certificación.
Los resultados permitieron obtener una Certificación Técnica Nacional de tipo aeronáutica militar, en la fabricación de cascos de vuelo, por un lapso de cinco (05) años. La ejecución de este proyecto fue posible gracias al financiamiento del Fonacit, con miras a consolidar la independencia tecnológica nacional en materia de producción de cascos de vuelo, contribuyendo con el desarrollo científico de la nación y reduciendo gastos por importación en el país.
En el acto, también se realizó la entrega de un reconocimiento al CNTQ, por parte de las autoridades de la FANB.
El Centro Nacional de Tecnología Química (CNTQ), ente adscrito al Ministerio para Ciencia y Tecnología (MinCyT), desplegó en el estado Cojedes la “Caravana de la Química: Encuentro pedagógico y de enseñanza de la ciencia y la química”.
En la actividad, que se realizó en el Auditorio de la Universidad Deportiva del Sur, en el municipio San Carlos, participaron 93 maestros y maestras de la Zona Educativa de la localidad, pertenecientes a varios municipios, responsables de asignaturas como Biología, Química, Matemáticas, entre otras.
El encuentro tuvo como propósito facilitar herramientas para la formación, desde la neurociencia, que puedan ser aplicados en las aulas de clase para la enseñanza de los niños, niñas y jóvenes, en estas áreas.
El desarrollo de la actividad es apoyada mediante la publicación o cuadernillo del CNTQ: «Juguemos Haciendo Ciencia». Entre los resultados a esperar con estas jornadas están:
• Organización nacional de docentes en química en articulación con el CNTQ. • Motivar a los docentes en su proceso de enseñanza de la química. • Evaluar los desafíos para motivar al estudio de la química en niños y niñas. • Entrega de kits de laboratorio básicos para implementar experimentos de una química cotidiana, tanto para primaria como secundaria. • Socializar el cuadernillo Juguemos Haciendo Ciencia. • Entrega digital de guía de experimentos de químicas para niños, niñas, adolescentes y jóvenes.
Investigadores de la Fundación Centro Nacional de Tecnología Química (CNTQ), ente adscrito al Ministerio del Poder Popular para Ciencia y Tecnología (MinCyT), continúan con las prácticas sobre proyectos socioproductivos dirigidos a estudiantes del 5to año de bachillerato de la U.E.N. Generalísimo Francisco de Miranda, como parte de la Ruta Científica del programa nacional Semilleros Científicos.
En la actividad, los jóvenes aprendieron sobre el conuco escolar, y tuvieron la oportunidad de crear semilleros de cartón con la finalidad de lograr una germinación exitosa de semillas de ají, lechuga, tomate, perejil y pimentón.
Asimismo, conocieron sobre herramientas económicas y sostenibles para cultivar sus propios alimentos, la educación ambiental y el reciclaje.
Por otra parte, los estudiantes recibieron inducción básica para la elaboración de lombricuario, hechos con cestas de plástico, con el fin de producir abono orgánico como fertilizante para mejorar la calidad del suelo y a su vez de sus cultivos.
El CNTQ continúa trabajando de la mano con el programa Semilleros Científicos, con el firme propósito de impulsar la generación de talento calificado que permita superar los obstáculos para la producción nacional.
Este jueves el programa Caravana de la Química realizó un taller de formación para docentes de varios municipios del estado Aragua, con el fin de brindar herramientas y técnicas que puedan ser aplicados en aulas para la enseñanza de las ciencias, química, física y matemáticas.
En el encuentro participaron 50 docentes pertenecientes a varias instituciones públicas y privadas, quienes mediante dinámicas y experimentos aprendieron estrategias fáciles para hacer de las ciencias, materias entretenidas y divertidas para los estudiantes.
La actividad fue promovida por el Ministerio del Poder Popular para la Educación en conjunto con el Ministerio de Ciencia y Tecnología y sus entes adscritos, el Centro Nacional de Tecnología Química (CNTQ), la Fundación para el Desarrollo de la Ciencia y la Tecnología (Fundacite) del estado Aragua y la Fundación Infocentro.
Piedad Quintana Directora del Centro de Desarrollo de la Calidad Educativa del estado Aragua resaltó que esta alianza entre el ministerio de Educación y el Ministerio de Ciencia y Tecnología, busca incentivar a los niños y niñas al estudio de las carreras químicas, brindando estrategias de enseñanza a los docentes.
“Hoy vemos con mucha preocupación que los niños están mostrando más interés hacia el desarrollo de las redes sociales, que al desarrollo de las carreras técnicas, por eso es importante este tipo de actividades”, manifestó la autoridad.Comentó que la idea es que los docentes puedan transmitir estas informaciones en las aulas y lograr así captar el interés de los estudiantes por las carreras científicas.
Por su parte, el presidente de Fundacite Aragua, Pedro Merentes, señaló que muchos de los temas que se vienen desarrollando en estas actividades tienen que ver con la potencialidad y la capacidad científica que tiene el estado.Indicó que a pesar de las medida coercitivas todos lo entes adscritos al MinCyT continúan trabajando en masificar la ciencia.
“Las medidas coercitivas nos han permitido reforzar y despertar esos talentos y capacidades de creación e innovación que tiene nuestro pueblo y que lo estamos viendo a través de las diferentes actividades”, comentó Merentes.
Detalló que Fundacite Aragua también promueve otras actividades formativas y científicas para el desarrollo de los niños, niñas y jóvenes.
“Hoy también se esta desarrollado la escuela de chocolatería, un espacio que permite dar valor agregado a nuestro cacao y el estado Aragua es uno de los estados reconocidos por tener uno de los mejores cacao del mundo”, resaltó.
Asimismo, Jiraleiska Hernández, directora técnica del CNTQ, explicó que la Caravana de la Química “impulsa el desarrollo científico y pedagógico con los maestros y maestras de la Patria; motiva la enseñanza de la química por el encantamiento de forma asertiva, divertida y lúdica».
Apuntó que los docentes podrán llevarse experiencias y conocimientos a partir de experimentos científicos que luego replicarán y enseñarán a otros maestros de otras instituciones del estado.
Semilleros Científicos
Ángel Avilez, jefe estadal de la Fundación Infocentro en Aragua expresó que “desde Infocentro venimos apoyando el desarrollo del programa Semilleros Científicos en el estado Aragua, con unas ruta de formación”.
Mencionó que estos programas garantizan el desarrollo formativo de los jóvenes en áreas científicas a nivel nacional.
Formación a docentes
La profesora de biología de la U.E.P Nuestra Señora de La Consolación, Suhgey Almeida opinó que la actividad fue muy gratificante ya que sirve de herramienta clave para lograr en los estudiantes un aprendizaje significativo de las ciencias.
Añadió que gracias al taller los docentes “pudimos ver la función de varias áreas de conocimiento y fenómenos biológicos demostradas en un solo experimento».
Igualmente, Héctor Basulto profesor de Física de la U.E.N Dolores Mendoza de Osorio, rescató que la experiencia fue satisfactoria debido a que ayuda a los maestros a buscar nuevos enfoques de enseñanza en el aula.
“Esta actividad nos dio nuevas ideas para que nuestros muchachos se entusiasmen más en su aprendizaje y también nosotros los docentes buscamos nuevas herramientas para hacer llegar nuestros conocimientos”, explicó el profesor.
Jiraleiska Yurubi Hernández Castellanos, es una joven venezolana nacida en La Guaira el 6 de agosto de 1988, desde pequeña se interesó por los fenómenos sociales, la comprensión del lenguaje y la relación entre personas, por ello quería estudiar las carreras de psicología, antropología o comunicación social, pero sin dejar de lado la defensa de la naturaleza.
Así fue como comenzó su formación en la Universidad Marítima del Caribe, en la carrera de Ingeniería Ambiental, ya que “esta profesión combina la lucha global por un mundo mejor, con el cuidado de la Pachamama y del ser humano como parte de un sistema” indica Jiraleiska; y a pesar de que era un área donde las mujeres no tenían tanta presencia, continuó su camino hasta convertirse en ingeniera.
“La ingeniería ambiental es una profesión que nace como resultado de la crisis ecológica planetaria, como médicos del planeta. Es una carrera pensada para la vida en todas sus formas. Hoy soy ingeniera ambiental, ahora con una visión más amplia, que comprende también el lenguaje de las personas y de la naturaleza misma, ahora combino mis anhelos de niña de estudiar fenómenos sociales y ambientales en una sola profesión”, comenta Jiraleiska.
Actualmente, ella ocupa el cargo de Directora Técnica en el Centro Nacional de Tecnología Química (CNTQ), ente adscrito al Ministerio para Ciencia y Tecnología (MinCyT). Jiraleiska, es una de las mujeres que lleva la batuta en proyectos de gran envergadura que se ejecutan a través de este ente, en pro de lograr el desarrollo productivo del país.
Foto de Nathaly Ramírez
—¿Cómo fue su ingreso al CNTQ?
Llegue aquí a principios del mes de octubre del año 2015 y entré con el cargo de Coordinadora de Energía y Ambiente, allí estuve durante cincos años desarrollando distintos proyectos de investigación. Luego fui coordinadora de una subcomisión presidencial que lleva el ministerio de Ecosocialismo, donde se desarrollaban propuestas, planes y proyectos orientados a la valorización de los residuos. A raíz de estos programas comenzó todo un proceso de investigación para la extracción de varios minerales presentes en los residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE), siendo este uno de los proyectos que llevamos actualmente en el CNTQ.
—¿Qué es el CNTQ?
El CNTQ es una escuela en la que muchos profesionales buscan aprender y crecer. Es una plataforma tecnológica para transformar. Para que lleguen aquí con ideas que puedan ser producidas, puedan ser escaladas y puedan desarrollarse.
—¿Cuál es el aprendizaje más importante que has adquirido durante tu tiempo en el CNTQ?
He aprendido a tener visión sobre el desarrollo científico del país. Tener visión es importante para saber hacia dónde vas y con quién cuentas para lograr esos objetivos; Y si bien el bloqueo nos ha afectado, con la exportación de talentos, también nos ha permitido trabajar con muy buenos profesionales y personas en las comunidades, en el entretejido de inventiva popular para la resolución de problemas técnico-científico.
Trabajar con lo que tenemos, con los residuos, con quien estamos, con nuestro proceso de formación. Es la creación de una red para, en conjunto, poder desarrollar los proyectos que nosotros hemos identificado que son prioridades.
—¿Siendo mujer, cómo es formar parte de la industria química del país?
Es un trabajo con muchísimos retos, porque el campo científico es bastante competitivo, en especial cuando tienes cargos y responsabilidades ya sea en el hogar, como pareja o inclusive demandas de crecimiento profesional, no es tan sencillo que escuchen a una mujer.
¿Por qué una mujer en el área científica si hay más hombres con más experiencias? Siempre preguntan. Son esos prejuicios de que las mujeres jóvenes no tienen la experiencia los que hacen difícil la labor en esta área.
—¿Cuál ha sido el reto más difícil que ha enfrentado como trabajadora del CNTQ?
El bloqueo ha ocasionado que el proceso de comercialización de algunos reactivos químicos sea complicado de adquirir, porque muchos suplementos y accesorios que utilizan nuestros equipos son de casas comerciales internacionales y los costos son elevados y más cuando debes acudir a un tercero para poder adquirirlos.
Por ello, hemos tenido que buscar opciones, a través del apoyo del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC) o con el Instituto de Ingeniería; entre todos nos apoyamos para potenciar nuestros equipos y nuestros laboratorios, porque solos no podemos y trabajar de manera aislada nos ha comprobado que no es posible.
—¿Cuáles son los proyectos que se están llevando a cabo en este momento en el CNTQ en pro del desarrollo del país?
Nosotros tenemos actualmente seis proyectos que son: diseño, fabricación y desarrollo de cascos para la protección de los militares de la Aviación Nacional Bolivariana; la extensión de la vida útil de los cartuchos de eyección de los aviones F16. También, está el proyecto de la formulación de bloques multinutricionales que transforma residuos en alimento para ganados; Síntesis de cianuro para la industria minera; el programa para la formulación de alimentos para caballos y, finalmente, la producción de fertilizantes orgánicos y biocontroladores para utilizar en 30.0000 hectáreas en suelos venezolanos.
Tenemos aquí muchos profesionales en el área química, petroquímica, geoquímica, ingenieros ambientales, biólogos, ecotoxicólogos, un grupo de veinte personas de diversas áreas de conocimientos para desarrollar distintas investigaciones.
—¿Qué proyectos tiene a futuro del CNTQ?
Tenemos en puerta el proyecto de micro fermentación de cacao. Nuestro cacao es reconocido a nivel mundial por su calidad, por su sabor, por su aroma. La micro fermentación de cacao es un proceso controlado que permite adicionar microorganismos particulares para mejorar las características de sabor y aroma en cacao.
Ese es uno de los proyectos que tenemos y que hemos desarrollado a nivel teórico y que requiere un desarrollo a nivel práctico para saber si realmente los resultados cumplen con lo que visualizamos.
—¿Cómo contribuye el CNTQ a la formación de nuevos profesionales en el área de la química para la preservación de estos proyectos?
A través del programa la Ruta Científica, que ha sido todo un reto, porque es enseñarle a los estudiantes que el estudio de la química puede ser divertido, mediante experiencias y experimentos sencillos.
Los jóvenes visitan nuestros laboratorios, participan en actividades ¡es aprender haciendo! Y al ellos aprender, nosotros también, porque cada día aprendemos algo de ellos, buscando herramientas de cómo enseñarles algo de manera diferente, pero de forma divertida.
También realizamos la formación a docentes en química a través del cuadernillo «Juguemos haciendo ciencia». Allí mostramos lo que nosotros llamamos una semilla, que son semillas de inspiración para el docente, son herramientas pedagógicas para que el maestro o maestra pueda explicar de manera sencilla a sus alumnos sobre la química y sus procesos.
—¿Cuál es la mayor virtud qué tiene el CNTQ y que ha permitido el éxito de sus proyectos hasta el momento?
Es el trabajo en equipo y ya lo ha dicho el presidente, Nicolás Maduro, en sus programas, trabajo en equipo victoria segura.
Es saber hacia dónde vamos y saber que todos vamos a remar en esa dirección, ese es el valor que más rescato del CNTQ, el trabajo en equipo.